¿Cómo decirte no?

- Voy a tu casa.
- No seas tontito, mis viejos están aquí, mejor yo subo a verte.

Mil pensamientos rondaban mi mente, mil culpas, mil cargos de conciencia y trataba de agruparlos para que me salga la fuerza y poder terminar esta relación que me tiene tan nerviosa, sobresaltada, que no me deja dormir, sin embargo no pude, una vez más no pude.

LLegando al pequeño parque no lo pude evitar, fue como si una fuerza involuntaria saliera de mi cuerpo y  caminé rápido hacie él y lo abracé, lo besé y cerré mis ojos mientras él envolvía con sus brazos mi cuerpo y olvidé todo lo que había planeado y pensado.

No puedo, simplemente no puedo, no puedo esconder lo que siento, que me he enamorado loca y perdídamente de un ángel sin alas, que me va doler cuando se vaya aunque me diga que no quiere irse, aunque me diga que pronto todo va cambiar, aunque me siga mintiendo simplemente creo que no lo voy a poder dejar.

Mientras mi ángel se aleja montado en bicicleta, pienso y digo para mi en voz baja ¿por qué no te conocí antes?

Regreso a casa pateando piedritas y soñando que las cosas pronto cambiarán, que quizás lo nuestro puede superarse o quizás no aguante más y me aleje de él, de mi trabajo, me mi casa y quizás hasta del país.